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EL PROCESO DE LAS OLEADAS DE DOLOR |
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EL PROCESO DE LAS OLEADAS DE DOLOR
Es normal que el doliente tenga la sensación de que el dolor "va y viene"; que en un momento se esta muy triste pero al siguiente hay calma y se da la posibilidad de pensar o realizar otras actividades con un nivel de atención mayor.
Este proceso se inicia desde el momento del fallecimiento del ser querido, pero con una frecuencia alta, es decir que se llora constantemente y no se sienten tanto los espacios de calma, de hecho la sensación de tristeza es generalizada y es normal escuchar expresiones que dudan del fin del dolor.
Pero poco a poco, los tiempos de "descanso" empiezan a crecer y se puede notar la presencia de un ciclo que con el paso del tiempo convierte la relación: intensidad del dolor vs tiempo de tranquilidad, inversamente proporcionales; es decir que a más sensación de dolor, es menor el tiempo de relajación que tiene el doliente; o en etapas mas avanzadas del proceso, la proporción inversa tambien se mantiene, la intensidad del dolor es menor frente a espacios de tranquilidad mas largos.
Se presenta entonces un proceso de adaptación a la pérdida del ser querido caracterizado por una intensidad de dolor alta en su comienzo y va lentamente disminuyendo con el paso del tiempo. (ver grafico)
Entender esta situación en el proceso de duelo permite darnos cuenta de la importancia de mecanismos reguladores de la tensión emocional como el llanto.
si un doliente no llora, no se presenta un fenómeno natural de "desahogo", de "soltar" el dolor, es decir que el llanto, en un punto alto de sensación de dolor, libera la carga emocional y trae como consecuencia el descanso; por eso, el llanto no se debe mirar como un problema, es mas bien un mecanismo que potencializa la evolución de un proceso que no es lineal sino cíclico.
Si no hay llanto u otros mecanismos distensionantes, el doliente no descansa y su dolor se transforma en mal genio, estrés, miedo, rabia, angustia, etc. y contrario a lo que se quiere, la tristeza se convierte en común denominador de su vida.
Cuando la familia entiende la existencia de este fenómeno, puede pasar por encima de las creencias culturales y religiosas que anulan la importancia del llanto en la evolución de un doliente, y pueden centrarse mas en ofrecer consuelo o actos de amor, frente a lo típico: "demostrar fortaleza".
Otros mecanismos que regulan o permiten el descenso en la intensidad del dolor y facilitan el normal desarrollo del proceso por su factor liberador de emociones son: el dialogo, la escritura, el arte y el deporte.
Ricardo Guevara
Psicólogo.
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